Con el entrenamiento ya no es suficiente

Hemos dejado atrás 5 semanas en situación de alarma, muchos días desde que la vida cambió para todos. Nos vimos obligados a poner en marcha nuestros recursos personales para adaptarnos, y no tengo la menor duda que cada cual lo hizo y lo está haciendo lo mejor que sabe y que puede.

Al comienzo, superado el momento de shock inicial, muchas personas se movilizaron, cada una con sus tiempo, a su manera y forma. Concretamente, en el mundo del deporte, el mensaje más común y optimista fue el de "sigue entrenando para no perder y mantener lo trabajado", puesto que no sabíamos cuándo volveríamos a retomar la actividad "normal". La intranquilidad sobre las competiciones próximas y futuras era evidente en los primeros días. Fue saltar la noticia del aplazamiento de los Juegos Olímpicos, sin duda el evento deportivo con mayor relevancia, y llegar una sensación fugaz de respiro y alivio. Y digo fugaz porque la situación está siendo cada vez más dura, más cruda, y de manera inevitable, una situación que se va alargando.

Afrontaremos la próxima semana, la sexta ya del estado de alarma. Las fuerzas es inevitable que flaqueen, pero no podemos rendirnos. Sin duda esta situación está generando en nuestra sociedad un impacto brutal, empezando por los estragos propios del coronavirus, pasando por la situación y circunstancias laborales que está atravesando cada familia, y terminando por la gestión personal y emocional que está haciendo cada individuo.

En el ámbito deportivo, la situación ha golpeado a todo el sistema: deportistas, entrenadores/as, familias, personal de apoyo, árbitros, clubes, instituciones... En definitiva, ningún agente implicado en la práctica deportiva ha quedado exento de vivir las consecuencias de este maremagnum.

Cada entrenador está lidiando con una batalla personal propia y no todos estarán en disposición de hacer una buena gestión de la situación. Su estado de ánimo también se está viendo influenciado por estos momentos, pero esa parte tan importante de su identidad, la parte que les hace ser entrenadores, sigue estando presente y será para ellos un factor de protección para afrontar esta situación.

Siempre he mantenido y defendido la idea del buen entrenador como base segura para sus deportistas. Todo ser humano tiene las necesidades básicas de sentirse querido y seguro, y el entrenador que logre que sus deportistas se sientan así, obtendrá el sello de buen líder. El entrenador tiene la misión de que sus deportistas se sientan atendidos y cuidados, que sientan la seguridad suficiente para creerse capaces de afrontar cualquier reto (en entrenamientos y competiciones).

En estos momentos, los deportistas necesitan más que nunca a su líder, a su referencia.

Por ello, será vital que el entrenador, más allá de mandar tareas y entrenamientos, pueda mantener un contacto humano con sus deportistas, que siga siendo ese líder que ellos necesitan. Ahora más que nunca el vínculo entrenador-deportista cumple un factor fundamental en tiempos de aislamiento, y en estos momentos debe ser más seguro que nunca.

Entrenador/a, utiliza las nuevas tecnologías para fomentar la conexión con tus deportistas, utilizando videollamadas, las redes sociales... para seguir cuidándolos.

  • Crea espacios seguros (mínimo 2 veces a la semana) donde puedan compartir, hacer cosas juntos, o incluye algo de esto en los entrenamientos establecidos.

  • Cuidado con generar expectativas poco realistas, el deportista al que le costaba implicarse antes de la pandemia, le costará igual en estos momentos. ¡No esperes ni pretendas que esto les cambie!

  • Evita solo hablar de entrenamientos, si el deportista siente que solo te preocupa eso... lo has perdido.

  • Evita presionar con los quehaceres puesto que ahora las emociones mandan. Sí anímales a tener una estructura, una rutina para esos días de bajón.

  • Que no salten las alarmas si le ves raro o desmotivado, ¡es normal que pueda sentirse así! Prueba a preguntar por qué y en qué puedes ayudarle.

  • Preocúpate por cómo está él/ella y su familia.

  • Trata de conectar emocionalmente, comprendiendo lo que está pasando, es algo relativamente fácil puesto que tú estás viviendo algo similar.

  • Sigue fomentando los valores que antes tratabas de transmitir. Disciplina y constancia respetando un horario, esfuerzo reforzando los entrenamientos conjuntos o lo bien que están resistiendo quedándose en casa, autonomía preguntando cómo están colaborando en casa, etc. Todos los valores que potenciabas antes a través del deporte tienen reflejo en las acciones cotidianas, aprovecha para trasladarlo.

  • Fomenta la conexión con el grupo, club, afianzando la identidad de equipo.

Recuerda que el deporte nos une, que los chavales están locos por aprender y disfrutar, ¡trata de engancharles de nuevo!

Si ellos se siguen sintiendo importantes para ti, vuestras identidades, como entrenador y deportista, se verán reforzadas.

¡Todo para seguir resistiendo, seguir sumando!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *